CRISIS EN SUDÁN
Queremos denunciar la crisis que está sufriendo la comunidad sudanesa tan numerosa durante este verano en los campos de refugiados donde actuamos.
Sudán atraviesa una de las peores crisis humanitarias del mundo. Desde abril de 2023 el país vive un conflicto devastador entre el ejército y las Fuerzas de Apoyo Rápido, una guerra que ha destruido barrios enteros, arrasado cultivos y obligado a millones de personas a huir.
El pueblo sudanés sufre violencia indiscriminada, persecuciones étnicas, hambre y falta total de servicios básicos. Más del 60% de quienes escapan son jóvenes que, en lugar de construir su futuro, se ven obligados a salvar la vida dejando atrás familia, estudios y sueños. Nadie abandona Sudán por capricho. Lo hacen porque quedarse significa arriesgar la vida, ser perseguido o morir en medio de un conflicto brutal, que apenas aparece en los titulares de la prensa internacional.
Pero cuando logran llegar a Grecia, lo que encuentran no es protección ni refugio, sino un muro de rechazo. El derecho de asilo, que debería ser una garantía básica, se les niega de manera sistemática.
Se les trata como si su sufrimiento no fuera suficiente, como si sus vidas valieran menos. Jóvenes sudaneses que deberían estar estudiando o trabajando por su futuro, se encuentran atrapados en un limbo sin derechos, seguridad ni horizonte.

